Episode 6

Reflexiones de un presidente - Rubén Bruno

Termina este

año 2022, año en el que hemos podido celebrar nuestro primer centenario como

Unión Evangélica Bautista de España; una celebración llena de gratitud y gozo,

fidelidad y esperanza en nuestro Señor.

Una Unión

Evangélica Bautista de España, a la que he tenido el privilegio y la

responsabilidad de presidir durante seis años.

En estas

líneas, y como ex-presidente de nuestra Unión, deseo expresar mi gratitud a

Dios por la oportunidad que puso en mi vida de poder servirle a Él y servir a

su iglesia; una iglesia compuesta por congregaciones a lo largo y ancho de

España, conformando nuestra Unión.

Fueron seis

años de grandes experiencias, de aprendizaje sobre todo, pero también de poder

conocer de cerca a nuestros pastores y pastoras, de poder hablar con los

miembros de esas congregaciones, de atender sus problemas y necesidades, de

recibir sus quejas y consejos, de escuchar palabras de aliento y gratitud.

Por todo ello,

deseo expresar mi gratitud a cada pastor y pastora que me recibió, a cada

congregación que me abrió sus puertas, a cada hogar que me regaló su

hospitalidad y cariño; pues todos me supieron cuidar y amar sin ningún tipo de

condiciones.

Mi gratitud y

respeto a todos los pastores y pastoras de nuestra Unión, no solo por su labor

sino también por el cuidado y cariño que me mostraron; si bien es cierto que

algunos fueron más reservados o distantes, quizás beligerantes, y para ellos

también mi respeto y gratitud.

Seis años,

durante los que estuve arropado por nuestra Junta Directiva; conformada por

diferentes pastores y pastoras, también hermanos de nuestras iglesias, a los

que debo su ejemplo y testimonio de su bien hacer.

Durante todo

este tiempo ha sido mi deseo que nuestra Unión sea fuerte, sana, con una visión

misionera, dotada de ministerios para servir a Dios y a su iglesia con

excelencia; si bien es cierto y lo reconozco que a veces fallé, me equivoqué.

Por esto

mismo, y como expresé en más de una ocasión, os ruego que me perdonéis si en algo

os falté u ofendí.


Años de

servicio, un servicio hecho con ilusión y gratitud, en los cuales se

presentaron en nuestras convenciones distintos documentos y reglamentos para su

consenso y aprobación (si es que ello procedía).

Un programa

Marco aprobado por nuestra Convención, el cual marcaría nuestros pasos con la

Acreditación Pastoral y terminaría con la firma del Pacto Bautista (entre otras

metas que se enumeraban en el programa Marco); una firma que se concretó en

nuestro Centenario, si bien es cierto que no todas las iglesias lo hicieron.

Como

asistente, como delegado y luego como presidente (pude conocer y aprender bien

nuestros reglamentos y normas que nos rigen) he constatado con tristeza que no

siempre aceptamos ni cumplimos lo que hemos aprobado, siendo todas estas

decisiones aprobadas en Convención y por lo tanto vinculantes para todas las

iglesias miembro.

Creo que en

este sentido debemos madurar y saber ser una Unión, donde no se trata de

ganadores o perdedores, sino de hermanos que se aman y respetan, que a pesar de

no salir lo que yo votaba (lo digo alto y claro) me uno a la mayoría y trabajo

para hacer realidad esa decisión, esa meta aprobada; dejando de lado mi egoísta

parecer para unirme a la mayoría para que juntos podamos servir mejor a Dios,

poniendo a disposición toda mi fuerza para crecer e ir adelante.

En todos estos

años formando parte de nuestra Unión, el Señor puso en mi camino a muchos

hermanos, quienes supieron aconsejarme y guiarme; para todos ellos mi gratitud,

en especial a los pastores y pastoras de nuestra IEB de Almería, a los hermanos

de la Asociación del Sureste por su apoyo y cariño,  a cada uno de los presidentes que me

precedieron y me presidieron dejando su huella, a los miembros de nuestra junta

directiva, a los miembros de las diferentes instituciones de nuestra Unión, a

quienes tuve el privilegio de servir.

Debo reconocer

que ha sido un tiempo donde el aprendizaje y la experiencia adquirida me han

hecho crecer, pero al mismo tiempo sentirme triste por decisiones tomadas, de

las cuales no me siento para nada orgulloso, pero sí con la convicción de que

fueron necesarias.

Para terminar,

dar gracias por nuestro actual presidente, a quien respeto y ofrezco mi ayuda

en todo lo que sea oportuno y así lo solicitara; ruego por su vida y su

ministerio entre nosotros, a la vez que os ruego que le apoyéis y respetéis

como lo hicisteis conmigo y más aún si cabe.

Por último,

reiterar mi gratitud al Señor por dejarme servir en su Reino a pesar de mis

defectos y limitaciones; y decir gracias a mi esposa e hijos que en todo

momento me han respaldado.

About the Podcast

Show artwork for El Eco Bautista
El Eco Bautista
Artículos de la Unión Evangélica Bautista de España

Listen for free